MAD MEN
Considerada como una de las mejores series de la historia, Mad Men narra los comienzos de una de las más prestigiosas agencias de publicidad precisamente en una época, los años 60, durante la cual el consumismo estaba en plena ebullición. Se nos muestran los entresijos de esta glamourosa agencia donde los negocios se consiguen mediante manipulación, alcohol y sexo. Y humo, mucho humo, tanto el que venden como el que sale de esos cigarros que todos fuman compulsivamente, uno detrás de otro.
Aunque cuenta con un extenso y maravilloso reparto, se centra fundamentalmente en Don Draper, el personaje que ha hecho merecedor de varios premios Emmy y Globos de Oro al actor que lo encarna, Jon Hamm. Draper representa el sueño americano del hombre hecho a sí mismo, el exitoso director creativo salido de la nada, carismático pero atormentado por un misterioso y oscuro pasado.
Conforme avanza la serie van desfilando ante nuestros ojos diferentes eventos históricos que fueron conformando lo que es Estados Unidos (y el mundo) hoy en día. Vemos cómo poco a poco van cambiando las costumbres sociales y revolucionándose los roles de género, aunque las desigualdades siguen estando frustrantemente presentes. Precisamente, y aunque parezca contradictorio, los personajes femeninos de este drama resultan muy interesantes, destacando de entre todos ellos la imparable Peggy Olson (una estupenda Elisabeth Moss pre "El cuento de la criada").
Se ha dicho de esta serie que es lenta, que hay capítulos enteros en los que no pasa nada, que el personaje de Draper es un coñazo (en esto coincido en varias ocasiones)...pero también se habla de ella como una joya visual, perfectamente ambientada y con un diseño de vestuario que traspasó la pantalla y logró marcar tendencia en el mundo de la moda 50 años después de la época que representa. Resulta elegante y refinada, con un buen guión, inteligente y lleno de cinismo pero con toques de humor y, sobre todo, muy bien interpretada.
Drama de época. Netflix.
92 episodios de 45 mins repartidos en 7 temporadas (2007- 2015)
Calificación en IMDb: 8,6
Mi calificación: 8,5
MINDHUNTER
Basada en el libro del mismo título, esta serie nos muestra cómo dos agentes del FBI revolucionan las técnicas de investigación criminal en 1977, sentando las bases y estableciendo los protocolos a seguir a la hora de resolver crímenes cometidos por asesinos en serie. Mediante entrevistas a asesinos y violadores encarcelados desarrollan perfiles psicológicos e intentan trazar patrones que sirvan para resolver casos en curso. Pero sus avanzados métodos revelan la necesidad de una reforma institucional en el FBI y los directores de la agencia federal temen que los protagonistas se involucren demasiado con sus entrevistados.
Para mí lo más interesante es que se muestran algunos de los crímenes reales más escalofriantes cometidos en Estados Unidos, pero no de una manera morbosa, sino a través del retrato psicológico de los asesinos en serie, profundizando en las raíces que motivan sus acciones. Los personajes son complejos pero creíbles, los diálogos absorbentes, las atmósferas hipnóticas y fascinantes, logrando mantenerte en vilo en casi todo momento.
¿Lo peor? Que el final de la segunda temporada deja a los personajes principales en situaciones bastante límite y a los espectadores con ganas de saber más, mucho más. Lástima que su director, David Fincher (autor de Seven, El club de la lucha y otros muchos títulos de éxito), prefiera centrarse en dirigir su primera película de Netflix y nos vaya a dejar con la miel en los labios indefinidamente.
MINDHUNTER
Basada en el libro del mismo título, esta serie nos muestra cómo dos agentes del FBI revolucionan las técnicas de investigación criminal en 1977, sentando las bases y estableciendo los protocolos a seguir a la hora de resolver crímenes cometidos por asesinos en serie. Mediante entrevistas a asesinos y violadores encarcelados desarrollan perfiles psicológicos e intentan trazar patrones que sirvan para resolver casos en curso. Pero sus avanzados métodos revelan la necesidad de una reforma institucional en el FBI y los directores de la agencia federal temen que los protagonistas se involucren demasiado con sus entrevistados.
Para mí lo más interesante es que se muestran algunos de los crímenes reales más escalofriantes cometidos en Estados Unidos, pero no de una manera morbosa, sino a través del retrato psicológico de los asesinos en serie, profundizando en las raíces que motivan sus acciones. Los personajes son complejos pero creíbles, los diálogos absorbentes, las atmósferas hipnóticas y fascinantes, logrando mantenerte en vilo en casi todo momento.
¿Lo peor? Que el final de la segunda temporada deja a los personajes principales en situaciones bastante límite y a los espectadores con ganas de saber más, mucho más. Lástima que su director, David Fincher (autor de Seven, El club de la lucha y otros muchos títulos de éxito), prefiera centrarse en dirigir su primera película de Netflix y nos vaya a dejar con la miel en los labios indefinidamente.
Thriller policiaco. Netflix.
19 episodios de 55 mins repartidos en 2 temporadas (2017- negociando 3ª temporada)
Calificación en IMDb: 8,6
Mi calificación: 9
CHERNOBYL
Avanzamos una década más, hasta abril de 1986, para encontrarnos con una dramatización del desastre ocurrido en la planta nuclear de Chernóbil, Ucrania. Y esto es como ver Titanic: desde el principio sabes que no va a acabar bien, pero aún así te descubres a ti mismo deseando que en algún momento ocurra algo que lo arregle todo. La miniserie está planteada casi como un documental, pero está rodado con una tensión brutal que hace que en algunos momentos parezca una angustiosa película de terror...hasta que recuerdas que todo eso pasó de verdad.
La tragedia se relata desde diferentes puntos de vista: los trabajadores de la planta, obligados a cumplir órdenes con las que no estaban de acuerdo; los directores de planta y responsables políticos, que sólo querían minimizar las filtraciones al exterior sobre lo ocurrido para defender el buen nombre de la URSS; las fuerzas de emergencias (bomberos, policías, soldados) que acudieron a cumplir con su deber sin las medidas de seguridad necesarias; los civiles, que tardaron mucho más tiempo del necesario en ser desalojados...en definitiva todos aquellos que se vieron involucrados, de una u otra manera, en esta catástrofe sin precedentes que supuso la pérdida de miles de vidas y cuyas consecuencias siguen todavía vigentes.
Pero hay, sin duda, dos personajes protagonistas; por un lado Valery Legasov, científico encargado de investigar los motivos que han llevado a la explosión del núcleo del reactor y de tomar las medidas necesarias para contener el problema. Y a su lado, Boris Shcherbina, vicepresidente del consejo de ministros soviético, que en un principio debe tratar de minimizar los daños políticos pero que, una vez sobre el terreno, se da cuenta de que la remediación del accidente nuclear no tiene nada que ver con cuestiones políticas. Es cierto que se muestra el desastre en toda su magnitud, mostrando los riesgos del engaño político, la ineptitud burocrática y la estupidez humana desde una perspectiva austera, objetiva, impactante y realista, pero al mismo tiempo ves cómo si no fuera por el sacrificio de estos dos personajes y de muchos otros, la tragedia podría haber sido incluso mucho mayor.
Chernobyl ha cautivado a la crítica especializada, cosechando varios premios en las categorías de serie, dirección, guión y actores principales (enormes Jared Harris, también presente en Mad Men, y Stellan Skarsgard). No puedo decir que sea agradable de ver, pero se trata de un relato desgarrador e impactante, brillantemente estructurado y con una fotografía totalmente adecuada al tono de la historia, compuesta por imágenes sobrias pero llenas de fuerza. Es prácticamente imposible no sentirse abrumado al asistir en primera persona a la retahíla de decisiones equivocadas, imprevistos, mala suerte y acontecimientos inesperados que tuvieron lugar para provocar el mayor desastre tecnológico y medioambiental generado por el hombre en la historia de la humanidad.
CHERNOBYL
Avanzamos una década más, hasta abril de 1986, para encontrarnos con una dramatización del desastre ocurrido en la planta nuclear de Chernóbil, Ucrania. Y esto es como ver Titanic: desde el principio sabes que no va a acabar bien, pero aún así te descubres a ti mismo deseando que en algún momento ocurra algo que lo arregle todo. La miniserie está planteada casi como un documental, pero está rodado con una tensión brutal que hace que en algunos momentos parezca una angustiosa película de terror...hasta que recuerdas que todo eso pasó de verdad.
La tragedia se relata desde diferentes puntos de vista: los trabajadores de la planta, obligados a cumplir órdenes con las que no estaban de acuerdo; los directores de planta y responsables políticos, que sólo querían minimizar las filtraciones al exterior sobre lo ocurrido para defender el buen nombre de la URSS; las fuerzas de emergencias (bomberos, policías, soldados) que acudieron a cumplir con su deber sin las medidas de seguridad necesarias; los civiles, que tardaron mucho más tiempo del necesario en ser desalojados...en definitiva todos aquellos que se vieron involucrados, de una u otra manera, en esta catástrofe sin precedentes que supuso la pérdida de miles de vidas y cuyas consecuencias siguen todavía vigentes.
Pero hay, sin duda, dos personajes protagonistas; por un lado Valery Legasov, científico encargado de investigar los motivos que han llevado a la explosión del núcleo del reactor y de tomar las medidas necesarias para contener el problema. Y a su lado, Boris Shcherbina, vicepresidente del consejo de ministros soviético, que en un principio debe tratar de minimizar los daños políticos pero que, una vez sobre el terreno, se da cuenta de que la remediación del accidente nuclear no tiene nada que ver con cuestiones políticas. Es cierto que se muestra el desastre en toda su magnitud, mostrando los riesgos del engaño político, la ineptitud burocrática y la estupidez humana desde una perspectiva austera, objetiva, impactante y realista, pero al mismo tiempo ves cómo si no fuera por el sacrificio de estos dos personajes y de muchos otros, la tragedia podría haber sido incluso mucho mayor.
Chernobyl ha cautivado a la crítica especializada, cosechando varios premios en las categorías de serie, dirección, guión y actores principales (enormes Jared Harris, también presente en Mad Men, y Stellan Skarsgard). No puedo decir que sea agradable de ver, pero se trata de un relato desgarrador e impactante, brillantemente estructurado y con una fotografía totalmente adecuada al tono de la historia, compuesta por imágenes sobrias pero llenas de fuerza. Es prácticamente imposible no sentirse abrumado al asistir en primera persona a la retahíla de decisiones equivocadas, imprevistos, mala suerte y acontecimientos inesperados que tuvieron lugar para provocar el mayor desastre tecnológico y medioambiental generado por el hombre en la historia de la humanidad.
Drama basado en hechos reales / miniserie. HBO.
5 episodios de 1 hora (2019)
Calificación en IMDb: 9,4
Mi calificación: 9,5