domingo, 26 de marzo de 2017

Dirk Gently's Holistic Detective Agency

En mi empeño por ofreceros un surtido variado de series con las que llenar vuestros momentos de ocio casero, os traigo hoy una reseña que no voy a negar me ha resultado difícil de calificar, desmenuzar y explicar. De hecho acabé de ver esta serie el fin de semana pasado y aun no estoy segura de haber captado todos los niveles de locura y caos que presenta.
Para intentar entenderla, empecemos por los orígenes: esta serie de BBC América para Netflix no es la primera adaptación que se hace de la trilogía homónima inacabada de Douglas Adams (autor de la Guía del autoestopista galáctico). Dichas novelas son una mezcla de thriller con ciencia ficción y comedia, llenas de situaciones y personajes disparatados. En 2010, la BBC lanzó un capítulo piloto basado en este proyecto, pero no fue hasta dos años después que se emitieron otros tres capítulos, con unos niveles de audiencia muy por debajo de lo esperado por la cadena. Sin embargo, esta nueva adaptación libre de ocho capítulos de una hora parece haber tenido una acogida lo suficientemente buena como para rodar una segunda temporada a estrenar en octubre de este mismo año.


En el primer capítulo vemos cómo un botones de hotel fracasado (Elijah Wood y su cara de eterno alucinado) se ve implicado en un extrañísimo asesinato y es “contratado” como ayudante de un detective holístico. ¿Eso qué é lo que é? Pues según el susodicho Dirk Gently, todo está conectado y se puede resolver cualquier crimen o misterio siguiendo la interconexión fundamental de todas las cosas, por nimias o improbables que parezcan. Para enredar aún más la cosa, este estrafalario detective dice haber sido contratado por la víctima para investigar su propia muerte seis meses antes del  asesinato. WTF? Pues eso, que la serie se las trae.
Los protagonistas irán siguiendo una serie de pistas, mentira, se irán dando de morros con una serie de casualidades interconectadas, situaciones absurdas y unos cuantos personajes estrambóticos mientras intentan resolver el asesinato y encontrar a la desaparecida hija de la víctima. Entre la galería de frikis que se encuentran en el camino estos detectives de casualidades, tenemos desde agentes del FBI hasta una asesina holística, pasando por unos anarquistas con curiosas habilidades sensoriales y un largo etcétera de pirados.


A mí por momentos me recordaba a Utopía, por la música, el colorido y esos personajes tan raros y poco agraciados. La presentación sin embargo tiene toques que recuerdan a la de El ministerio del tiempo y a la de Stranger things (toma mash up) y mi amiga Maria la describe como “Doctor Who on drugs”. Esto último tampoco es de extrañar, dado que Douglas Adams fue el guionista de varios capítulos del Doctor y de hecho escribió las aventuras de Dirk Gently como un posible spin-off salido del universo whovian. El parecido es inevitable.

En resumen, el planteamiento de la trama es enrevesado, un caos ordenado en el que las piezas van encajando poco a poco, a veces de manera surrealista y absurda, pero natural en cierto modo. La cantidad de subtramas y personajes puede echar atrás al espectador medio, pero sin duda atrapará a los adeptos a las comedias cósmicas británicas (sí, eso existe). Puede que, como yo, haya momentos en los que ni siquiera entendáis lo que estáis viendo, pero sin duda esta serie tiene algo que engancha y que te obliga a seguir mirando aunque sea para intentar encontrar respuestas. Puede no haber sido mi serie favorita del mundo pero me he reído, me ha descolocado y me ha entretenido hasta el final. Y además me ha dado que pensar: ¿existen realmente las casualidades o todo tiene un porqué? Con esta duda filosófica os dejo, ¡nos vemos por las redes!

Calificación IMDb: 8’6

Mi calificación: 7



domingo, 5 de marzo de 2017

Parks and Recreation

Ocho meses después, he decidido retomar este blog por varias razones: me he comprado un portátil que no va a pedales, tengo mi primer domingo ocioso en meses y he terminado una serie que no es nueva en absoluto, pero que me ha encantado y finalizarla ha dejado un pequeño agujerito en mi corazón seriófilo.
Vuelvo pues de mi “breve” retiro para hablaros de Parks and Recreation, una comedia estadounidense de la NBC estrenada en 2009. Se emitieron en total 125 episodios de 20-30 minutos repartidos entre siete temporadas. La última temporada, ambientada y emitida tres años después de la sexta es, en mi opinión, la más floja, no dejando por ello de ser divertida.


La serie nos muestra el día a día de los trabajadores del Departamento de Parques y Recreación (sí, esto existe) de la ficticia ciudad de Pawnee, Indiana. Está filmada en modo “mockumentary” (falso documental), al igual que The Office; de hecho, los detractores de Parks la acusaron de ser un mero plagio de ésta última al principio.
La trama comienza cuando una enfermera local pide ayuda a Leslie Knope, la subdirectora del departamento, después de que su novio (un Chris Pratt gordete, unos años antes de convertirse en el buenorro Starlord de Guardianes de la galaxia) se rompa las dos piernas al caer accidentalmente en el foso de un solar abandonado. La propuesta inicial es convertir dicho solar en un parque comunitario, pero lo que parecía un proyecto sencillo se convierte en una pesadilla burocrática.  Este problema sirve de excusa para que Leslie y su equipo inventen todo tipo de estrategias para lograr superar las múltiples trabas legales que se les presentan y para conseguir que los peculiares habitantes de la ciudad apoyen y financien el proyecto de remodelación del solar.


El guión está plagado de ese humor absurdo que tanto adoro, sostenido gracias a la miriada de personajes que conforman el “universo Parks”, tanto los propios trabajadores del departamento como los estrafalarios habitantes de Pawnee. Los protagonistas son seres humanos defectuosos pero entrañables, que se quieren de forma peculiar, y cuyas opiniones y reacciones resultan surrealistas e inexplicables la mayoría de las veces. Describirlos uno a uno sería innecesariamente largo, simplemente confiad en mí cuando os digo que es inevitable cogerles cariño a todos y cada uno por diferentes motivos.
De hecho, hace poco he leído sobre las “happy places”, series que crean un entorno acogedor para el espectador, haciéndole sentir de algún modo “como en casa”. Suelen ser comedias corales que consiguen que su público se sienta indirectamente incluido en las bromas internas de sus personajes. En mi opinión esta descripción encaja perfectamente con esta serie simpática y optimista sobre unos tipos algo raros en un ayuntamiento local. Es una comedia sin ninguna otra pretensión que hacernos felices durante veinte minutos, y eso siempre es de agradecer.


Parks consiguió un fandom muy numeroso en las redes sociales y fue nominada a distintos premios en multitud de ocasiones, aunque sólo se llevó el Globo de Oro a la mejor actriz de comedia para Amy Poehler en 2014. Sin embargo, al documentarme para escribir esta entrada, me ha sorprendido la cantidad de críticas negativas hacia la serie que he encontrado en medios especializados, pero eso es sólo porque los críticos no tienen ni puta idea. Yo sí, yo toda, por supuesto; hacedme caso y ved la serie, os aseguro que no pasará mucho tiempo hasta que queráis empadronaros en la ciudad de Pawnee: “Primera en amistad, cuarta en obesidad”.


Calificación en IMDb: 8’6

Mi calificación: 9’2