No os voy a mentir, lo de seguir chopocientas
series a la vez para poder opinar sobre ellas en este blog suele ser entretenido
pero a veces es un poco como si me pusieran deberes: aguantar tres capítulos o
una temporada entera con tal de tener una opinión bien formada, puede llegar a
ser un coñazo insufrible en algunos casos (de los cuales ya os hablaré más
adelante). Otras veces, se alinean los planetas y encuentro alguna joyita que
me hace absolutamente feliz, que ocupa mi mente y me obliga a abandonar
cualquier otra serie que esté siguiendo. Y ahora mismo estoy en plena conjunción
astral, enganchada y enamorada de
Community <3.
El objeto de mis amores es una comedia estadounidense
emitida por la NBC, que trata sobre un grupo de estudiantes que asisten a una
universidad comunitaria situada en la ciudad ficticia de Greendale. Todo
empieza cuando un abogado carismático y sin escrúpulos, cuyo título ha sido
invalidado, decide formar un grupo de estudio de español para ligarse a una
chica y hacer así más llevadero su paso por el campus. La jugada no acaba de
salirle como esperaba, y poco a poco se va encariñando del variopinto grupo de
inadaptados que forman el grupo: un friki fanático de la cultura popular; una ex-estrella
de fútbol americano lesionado; una empollona que fue adicta a los medicamentos
contra la hiperactividad; un señor entrado en años, racista y lleno de
prejuicios (Chevy Chase, resucitado para toda una nueva generación de
telespectadores); una madre cristiana divorciada; y una activista de causas
perdidas, objeto de deseo del protagonista.
También suelen interactuar con el
grupo principal un desequilibrado profesor de español de origen chino (encarnado
por el chino cachondo de las pelis de Resacón), un profesor de psicología
británico obsesionado con vivir el presente, un decano que trata
desesperadamente de que su universidad sea lo más parecido posible a una
universidad “real” y un sinfín de secundarios curiosos. Además en muchos
capítulos encontramos otras caras conocidas haciendo algún que otro cameo, como
Owen Wilson o Jack Black.
La serie se caracteriza por
utilizar humor meta y por hacer continuas alusiones a la cultura popular,
a menudo parodiando los clichés del cine y la televisión. Y vosotros diréis:
“Ah, pues muy bien, ¿pero qué narices es eso del humor meta?”. Pues viene a ser
humor autorreferente, algo así como reírse de tus propias bromas privadas, de
bromas que ya has hecho anteriormente. Vamos, lo que todos hacemos con nuestro
grupo de amigos. Esto sucede sobre todo a través del personaje de Abed, una
especie de crítico televisivo dentro del reparto, que hace continuas
comparaciones entre la vida de sus compañeros y la trama de distintas series y
películas.
Las audiencias de esta serie estrenada en 2009 fueron siempre irregulares, pero como buena serie de culto que es, sobrevivió gracias al apoyo de la crítica y de sus pocos pero fieles seguidores nada menos que durante cinco temporadas. Muy pocas series pueden decir que su creador fue despedido y vuelto a contratar tras una temporada, o que un portal de internet (Yahoo!) se vaya a encargar de producir una sexta temporada que se emitirá en streaming.
De momento sólo he visto la mitad
de la primera temporada, y aunque he leído que es de las más flojas, ya os digo
que me está encantando. Los personajes, aunque encasillados en sus respectivos
roles, me caen fenomenal (quizás los que menos gracia me hacen son la supuesta
pareja protagonista); y las tramas y diálogos siempre me arrancan más de una
carcajada. Impagables por ejemplo son los momentos al final de cada capítulo que
suelen protagonizar Troy y Abed, un dúo cómico con mucha química (adjunto uno
de sus gags más memorables como muestra). Hacedme caso y dadles una oportunidad a estos perdedores que pasan mucho tiempo en el campus pero poco estudiando, ¡igual hasta os enamoráis como yo!.
Nota en IMDb: 8’6
Nota personal: 9’7