Los canales nacionales también sufren en sus carnes la escasez veraniega de series e intentan insuflar vida a sus parrillas con desigual resultado. Antena3, por ejemplo, estrenó ayer esta miniserie de tres capítulos de una hora cada uno (aunque la sensación temporal es como del doble), supongo que con la intención de repetir los éxitos de audiencia obtenidos con otras ficciones de época como “Gran Hotel” o “Downton Abbey”.
Aprovecharé para quejarme
amargamente de la torpeza del señor que compra series en esta cadena, puesto
que olvidó/obvió/se pasó por el forro el capítulo de navidad que cerraba la
tercera temporada de Downton y que, como
todos los seguidores de la serie sabemos, es un capítulo doble que resulta
fundamental de cara a entender las tramas de la siguiente temporada ¡Eso no se
hace! ¡Caca! ¡Señor comprador de series malo!
Pasada la pataleta, os aviso
también de que “La muerte llega a Pemberley” (7’2 en IMDb) no le llega ni a la
suela del zapato a “Downton Abbey” (8’8 en IMDb). Entiendo que no a todo el
mundo tiene por qué interesarle la vida
de una familia noble inglesa de principios del siglo XX, cuyas grandes preocupaciones podían
en ocasiones reducirse (como se bromea en “Cómo conocí a vuestra madre”) a quién
ganaba o perdía un concurso regional de rosas. Pero los guionistas de Downton consiguen atrapar al espectador y meterlo de lleno en las vidas y
problemas de los señores y los sirvientes de esta mansión, mediante estupendos
diálogos y atractivos personajes. Cosa que no ocurre en el caso que nos ocupa.
Volviendo a Pemberley, la serie
se basa en la novela homónima de P. D. James, famosa escritora de novelas
policiacas que también escribió el libro que dio lugar a la película de 2006 “Hijos
de los hombres”. La historia se considera una secuela del “Orgullo y Prejuicio”de Jane Austen, pues retoma la vida de la pareja protagonista, los Darcy, seis
años después de su enlace (es decir, en 1803). En vísperas de celebrar su
famoso baile anual, se produce un asesinato en sus tierras, y la investigación del mismo
sacará a relucir todo tipo de secretos familiares y engaños.
Los usos y costumbres sociales,
las diferencias de clase y la casi obligatoriedad de contraer matrimonios concertados,
temas recurrentes en la literatura victoriana, siguen estando presentes en este
drama. El toque original que aporta la autora es la introducción de misterio y
elementos sobrenaturales. Ahora… ¿era esto necesario? Opino que no.
La ambientación está muy cuidada,
tanto el vestuario como las localizaciones, cuyos escenarios naturales
pertenecen a York (como el jamón. Perdón). Los actores son medianamente
conocidos y sus interpretaciones son correctas, pero… ¡ay! No puedo con esa
Elizabeth Bennet que en vez de ser carismática y cautivadora parece una vieja
con cara de cansada. No es que Keira Knightley, que encarnó a este personaje en 2005,
sea santo de mi devoción, pero es que vamos, ¡no hay color!
Total, que si os apetece una revisitación de la obra de Jane Austen casi que mejor os recomiendo que os leáis “Orgullo,Prejuicio y Zombis”, de Seth Grahame-Smith, que al menos no es nada pretencioso y ofrece lo que parece: puro entretenimiento y humor desenfadado.
Me has desencantado.. Tenía la serie guardada para cuando hubiera un bajón de series verla y lo de las cosas sobrenaturales me ha hecho replantearme si verla o dejarla en el cajón para el recuerdo...
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